23
de octubre de 2014
Una
mermelada exclusiva
Un misterio rodea a la
pantalla chica colombiana, propuesta por contenidos indecentes y poco convencionales,
formatos rodeados de ficción, polémica y escándalo. Una cadena de
equivocaciones que seguirá merodeando los estudios de televisión, dispuestos a
un público nacional, pero rodeado de una mafia de empresarios extranjeros.
Por si fuera poco, la amplia
demanda expuesta por el rating de canales como RCN y Caracol, les ha permitido tomar partido y declararse en libertad suprema, frente a los contenidos que
se transmiten en el país, ligados a
ideales de monopolio que solo buscan formar alianzas entre la exclusiva
mermelada política y farandulera.
Hasta cuando la televisión colombiana
seguirá cerrándole a puerta a nuevos talentos; frustrados por no pertenecer a la cara untada de la galleta
sabrosa que goza del poder.
Es increíble descubrir que
luego de 60 años después de que se transmitió la primera emisión televisiva en Colombia, aún se siga
reproduciendo una línea de obstinación, ligada a favores y ofrecimientos.
Es momento de que a las
personas se les reconozca más por sus habilidades, esfuerzos y destrezas, que
por la participación en realitys de escándalo o mejor por la entrega de poderío
entre generaciones, que se discuten un dominio de imágenes e ideales.
No puede seguir reproduciéndose
un prototipo de percepción donde aquel que logre colarse en el mundo de la
pantalla chica, tuvo que ofrecer algo a cambio, será que en realidad esto fue
lo que nos vendieron los medios de comunicación desde un inicio, a las ves esto
demuestra que la televisión Colombiana está mal catalogada por el usuario.
Sin duda debe llegar una década
de exterminio de imaginarios absurdos y poco beneficiarios para la imagen del país.
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